Bases sólidas del marketing (1)

Muchos son los consejos que para un marketing efectivo se dan, siendo todos útiles, unos más que otros, algunos quizá a destiempo, pero hay que saber utilizarlos adecuada y efectivamente. El mercadeo actual puede considerarse más complejo, pero en realidad las bases siguen y seguirán siendo las mismas; solamente hay más “herramientas” para trabajar.

Identificar y conocer el mercado objetivo es, y ha sido siempre, la primera de las recomendaciones que se dan, siendo razón principal para el éxito y la efectividad de las acciones que se desarrollan, pues si se conoce el segmento objetivo se pueden conocer las necesidades, las expectativas, los beneficios buscados y todo lo que se relaciona con la manera de formar y mantener el mercado para que sea rentable desde todos los puntos de vista.

Mantener el enfoque, el llamado objeto social, ha sido fundamental, y quienes lo han perdido se han estrellado, habiendo algunos por ello desaparecido y ser parte del cementerio mercadológico. Ofrecer beneficios claros y concretos de acuerdo con lo que se es, constituye una base de resultados positivos, por lo que se necesita un posicionamiento funcional claro que sea combinado con el posicionamiento competitivo fuerte que se logra con un diferenciador sólido, atractivo y longevo y tres apoyos, como lo ha demostrado la experiencia.

Adelantar pruebas de mercado por medio de chequeos entre personas que sean parte del mercado meta con el fin de comprobar si lo que se va a ofrecer y hacer es efectivo, qué tanto, y qué puede esperarse. El consejo aquí se trata de reducir riesgos.

Trabajo en equipo, nunca solos. Las actividades del ser humano exigen la participación de otros, pues nada se logra sin la intervención de al menos 25 participantes, ya sea directa o indirectamente. El sentido común y la creatividad son esenciales, y nadie tiene todas las respuestas a las preguntas que se pueden presentar. Hablar con los empleados, con los clientes y prospectos, con la competencia, es esencial para lograr los éxitos que se buscan. Por eso, actualmente se ve con mayor claridad la necesidad de la interdisciplinariedad, que no es otra cosa que la participación de otros y otras ciencias y disciplinas en los análisis para tomar decisiones. Como dice el dicho, “zapatero a tus zapatos”, y más en el marketing actual, pues ser mercadólogo no significa ser comunicador, ni siquiatra o sicólogo, ni diseñador, y más. Tener conocimiento de las otras ciencias y actividades no es lo mismo, así como el comunicador, el siquiatra, el sicólogo, ni el diseñador, es mercadólogo.

No hacer del precio la base y razón de ser para desarrollar y mantener el mercado; son muy pocos los que pueden hacerlo. Numerosos han sido los casos que se han dado. La gente busca beneficios, y si la oferta se fundamenta en precios bajos, lo más lógico es que se llegue a una guerra de precios que disminuye las posibilidades de tener una rentabilidad adecuada, haciendo que no se pueda mantener la competitividad que hoy se necesita para lograr sostenibilidad. Por ello, antes que depender de precios, hay que trabajar un relacionamiento que lleve a una oferta de valor que sea lo suficientemente fuerte y atractiva. Como afirmó Jack Trout, “el que vive por los números, muere por los números”.

Las comunicaciones y otros, en el próximo análisis.